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Monseñor Luis Gutiérrez Martín Misionero Claretiano, Obispo de Segovia (02.VII.1995 – 09.XII.2007) Navalmanzano (Segovia), 26.XI.1931 – Colmenar Viejo (Madrid), 22.VI.2016
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Los niños del Hogar La Asunción Guatemala
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Comuniones en el Hogar La Asunción
PRENSA:
ABC (2003)  ABC (2003)  Diario de León (2003) 
​El País (2003)   Obispado de Segovia (2016)  Revista Ecclesia
Periodista Digital (2015)   Periodista Digital (2015)
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El Norte de Castilla (2016)  El Norte de Castilla (2016)
Agenciasic.es (2019)   El Adelantado (2019)

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Monseñor Luis Gutiérrez Martín
‘In aedificationem vestram’

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A los once años ingresa en el Seminario claretiano de Segovia. Pasará después breves etapas en Salvatierra (Álava) y Beire (Navarra), completándolo con un tiempo más prolongado en Santo Domingo de la Calzada (La Rioja). Siempre tendrá Luis Gutiérrez en su ánimo un marcado afecto a estos lugares y a sus gentes.
Ordenado sacerdote en 1956, es destinado a Roma a cursar estudios de especialización en Derecho Canónico, coronando su currículo escolar con el Doctorado “in utroque iure”. La brillantez que manifiesta en sus estudios aconseja a sus superirores a incorporarle al Centro de estudiosos juristas que la Congregación claretiana ha tenido en Roma, y en el que descollaron prestigiosos canonistas: Maroto, Larraona, Tabera, Servo Goyeneche, A. Gutiérrez, entre otros.
Ejerció la docencia en los Colegios Mayores de la Congregación en Roma y Salamanca. Ofreció servicios de asesoramiento en la Embajada española ante la Santa Sede, haciéndose acreedor de una cordial amistad con el Embajador D. Antonio Garrigues.
El Concilio Vaticano II motivó la revisión jurídica y pastoral de los institutos religiosos. La Congregación claretiana se sumó también a esta exigencia. Para llevarla a efecto, la Provincia claretiana de Castilla, con casa central en Madrid, requirió al joven jurista y profesor para ponerse al frente de la nueva andadura que había que iniciar. A los 36 años fue nombrado superior provincial, al frente de 300 profesos, sacerdotes en su mayoría, dedicados a la enseñanza y al trabajo parroquial principalmente.
Impulsó la actividad misionera asumiendo compromisos en las Repúblicas de Panamá y Honduras. El método de evangelización se apoyaba en acciones sociales tales como cooperativas agrícolas, madereras y un pequeño hospital en las islas de San Blas.
Durante sus doce años de provincial colaboró significativamente con la Confederación de Religiosos de España (CONFER) desempeñando el cargo de Presidente. Fue en esta época cuando se creó el servicio social SERAS para religiosos y religiosas, tanto de vida activa como contemplativa. Un servicio de máxima importancia en la atención sanitaria de dicho colectivo y de ayuda pensionada para los religiosos de edad avanzada.
Experimentado en el gobierno de una provincia religiosa y experto en cuestiones jurídicas, el Cardenal D. Vicente Enrique y Tarancón, Arzobispo de Madrid, le confió el cargo de Vicario Judicial. En la Curia de justicia de calle La Pasa se tramitaban muchos expedientes de nulidad matrimonial. Eran también muchos los agentes de justicia y, como en todo proyecto humano, habían surgido algunas corruptelas impropias de la justicia que había de aplicarse a la institución matrimonial. 
Fue consagrado Obispo con el título de Obispo de Tisedi y Auxiliar de Madrid, el día 23 de octubre de 1988, siendo ya Arzobispo de la capital el Cardenal Ángel Suquía. De la densa y variada actividad que como Vicario General de Curia desarrolló, cabe destacar su eficaz colaboración en la desmembración de la Archidiócesis de Madrid, de la que surgieron las diócesis de Alcalá de Henares y Getafe como sufragáneas de la de Madrid. En 1995, 12 de mayo, fue designado Obispo titular de Segovia, sucediendo en esta diócesis a D. Antonio Palenzuela Velásquez. Tomó posesión el día 2 de julio de ese mismo año. Era Arzobispo de Madrid D. Antonio Mª Rouco Varela. La nueva diócesis segoviana, pequeña en territorio, habitantes e instituciones, suponía, lógicamente, carencias de todo tipo que obligaron a poner a prueba la capacidad de trabajo y el espíritu de iniciativa del nuevo Obispo. En lo institucional se acomodó el llamado Seminario Nuevo para instalar en él la nueva Curia diocesana, la Escuela de Teología San Ildefonso, la Casa de Espiritualidad Ntra. Sra. de la Fuencisla, la Librería, y todas aquellas actividades relacionadas con el desempeño del servicio de Curia diocesana. Puso sumo empeño en lograr las correspondientes subvenciones estatales para restaurar la Iglesia y antiguo Convento de Jesuitas. Fueron concedidas en su momento, pero el nuevo gobierno de la nación, de signo político diverso a quien concedió la ayuda, no la ejecutó. Se buscó rehabilitar el Palacio Episcopal del siglo XVI-XVII y destinarle a fines culturales en beneficio de la Diócesis y de Castilla y León. En el ámbito cultural y pastoral, el obispo Luis Gutiérrez ​creó la Escuela de Guías de Arte Religioso, del que la diócesis de Segovia ofrece tantas y valiosas muestras. Como pastor de la diócesis, una de sus mayores preocupaciones fue la formación de los laicos y su participación en la actividad parroquial y diocesana. En esta línea de intenciones puso el mayor empeño en la creación de Unidades Parroquiales para hacer frente a la situación de despoblación de los núcleos rurales. 
En el área del Patrimonio cultural prestó un eminente servicio como Co-Presidente de la Comisión Mixta de Patrimonio en Castilla y León y Presidente de las Edades del Hombre. En la Conferencia Episcopal formó parte de las Comisiones de Educación cristiana y Catequesis, y de la Comisión Mixta de Obispos y Religiosos. Por encargo de la Santa Sede, ejerció de Asistente de los Monjes Jerónimos durante el tiempo de su ministerio pastoral en Segovia.

Con la misma actitud de humildad con que inició el ministerio episcopal, empleó sus últimos años en Guatemala como misionero. Allí no fue a mandar, sino a servir en lo que le mandaban.

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San Agustín decía al recordar a los difuntos,
que «una flor sobre su tumba se marchita,
una lágrima sobre su recuerdo se evapora.
​Una oración por su alma, la recibe Dios.»




Para perpetua memoria,
los restos de Monseñor Luis Gutiérrez Martín
reposan en la Capilla de San Pedro,
Catedral de Segovia,
Segovia, España.






Rezando por el alma del Padre Luis.

Monseñor Gabriel Peñate y Sor Fidelina Nájera, de la Fraternidad Misionera de Nuestra Señora de la Asunción (Guatemala) en su visita a España, Octubre del 2023.

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​Durante todos estos años hemos estado muy cerca, disponibles en todo momento para canalizar problemas y distribuir cada porción de caridad a su destino.

Una y otra vez, reanudamos la puesta en marcha de cada proyecto, apoyando a cada una de las personas que han nacido con una prioridad: crecer y educarse con dignidad teniendo techo y comida.

Por supuesto que también es fundamental brindar cariño y cuidados permanentes, de esto se encargan nuestras almas gemelas en Guatemala: ellas son el eslabón de bondad y trabajo silencioso que hace la Fundación Promete cobre vida: las Hermanas de Nuestra Señora de la Asunción.

Las Madres o “Mamacitas” incansables mujeres que hacen de quienes nada tienen, un futuro certero por delante: porque ellas están allí para conducir esos logros.

Orgullo de caridad, austeros como los que más, voluntarios de corazón, cuando el “tío Luis”, el Padre Luis, Monseñor Luis, o “Monse”, pedía un pequeño favor, una legión de amigos estaba allí, dando lo suyo, intentando averiguar cuánto o cómo, en un lejano lugar, se podía hacer el milagro. Y así, padres, madres, hijos, hermanos, sobrinos, nietos, religiosos, arquitectos, abogados, administradores, secretarios, notarios, diseñadores, fotógrafos, maestros, fundaciones, amigos, amigos de amigos… todos puestos en marcha para trabajar por esta buena causa.

Hemos perdido al capitán de este barco, pero nos ha enseñado el camino a seguir, y así hemos continuado.  El Padre Luis ha sembrado esta comunidad de voluntarios en son de paz. Esta red de "conocidos" con un fin común: ayudar al prójimo desvalido.
Y entre trámites, permisos, reuniones, intercambios, llamadas, bancos, gestiones y más gestiones, correos, Skype, WhatsApp, viajes, aeropuertos, aviones, papeles y más papeles… han pasado veintiseis años “de servicio y ayuda al necesitado”.

En cada traspié allí estaban las Hermanas diciendo: “Dios proveerá…” Y así fue, año tras año, 26 años cumplidos.

Muchas Gracias a todos nuestros voluntarios: por vuestra perseverancia y apoyo incondicional. Sois la base para que tantos niños, jóvenes y ancianos desprotegidos tengan un futuro de estabilidad, paz y libertad.


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